La otra economía » 2009 » October

Notas archivadas en ''

Navegando sin brújula en las aguas de la política comercial internacional

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El dogmatismo que percibí durante la lectura de la última parte de este artículo de Jim Porter (“El canto de las sirenas proteccionistas” ) y la preocupación ante las conclusiones que del mismo se derivaban me incitaron a responderle para tratar de abrir el debate sobre un tema que me parece fundamental: el papel del comercio internacional y las posiciones que la izquierda debería tomar en el debate proteccionismo vs. librecambio.

Un debate fundamental en estos momentos en los que aunque al menos de puertas hacia fuera se están cuestionando los pilares de la política neoliberal, sin embargo, en el terreno del comercio internacional todas las declaraciones de los países desarrollados, ya sea por separado o reunidos en diferente número en las distintas cumbres, siguen apostando por un librecambio a ultranza. Algo tendrán que ganar cuando su apuesta es tan clara y no se alza la menor voz disidente al respecto.

Así que aproveché la generosa oferta del editor de Viento Sur, Miguel Romero, para escribir este artículo de respuesta al de Porter.

Krugman , el “post autista”

Ya en el año 2000 un grupo de estudiantes franceses de economía respaldados por algunos profesores lo habían advertido: la economía se aleja cada vez más de la realidad y está convirtiéndose en una rama de las matemáticas aplicadas. Iniciaron entonces un movimiento con un nombre muy expresivo, “Post-Autistics Economics” (o economía post-autista, en español), en clara alusión a la necesidad de superar lo que ellos consideraban que era el estado de autismo en el que había caído la economía, completamente ensimismada y alejada de los problemas sociales.

El movimiento saltó de Francia y se extendió por el mundo y, como en tantas otras cuestiones, correspondió a los estudiantes galos el honor de haber sido los primeros en denunciar el fiasco intelectual en el que se habían convertido los estudios de economía en aquel país y, por ende, en el resto del mundo.

En su manifiesto (que podéis leer en inglés pinchando aquí) criticaban cuatro grandes tendencias en la evolución reciente de los estudios de economía. [Sigue leyendo →]

Los economistas del futuro

He recibido en una de las listas de distribución a la que estoy suscrito una especie de artículo de Geoff Hodgson quien, previamente, advierte al lector en el cuerpo del mensaje de que si éste quiere deprimirse con respecto al futuro de la economía no tiene más que pasar a leer el documento que nos remite.

El documento es una selección de comentarios sobre la concesión del Premio Nobel de Economía de este año a Elinor Ostrom y Oliver Williamson, dos economistas cuyas investigaciones escapan a los cánones de lo que la disciplina suele considerar como ortodoxo o, a lo sumo, como permisiblemente heterodoxo. Esos comentarios están realizados en un blog que se llama algo así como “Rumores del mercado de trabajo de economía” que suele ser frecuentado por alumnos de la licenciatura, doctorandos y jóvenes investigadores de la materia en cuestión.

Como el propio Hodgson señala, los comentarios son expresivos de la ignorancia, de la estrechez de miras e, incluso, del sexismo del que hacen gala las futuras generaciones de economistas.

Y es que la mayor parte de ellos comentan que nunca han escuchado hablar de ella y, por tanto, no merecería dicho Premio (en lugar, claro está, de avergonzarse de su ignorancia). Que, como el Premio Nobel de Economía nunca se había concedido a una mujer, se lo han otorgado por ese motivo y no por la originalidad de su obra que, por cierto, menosprecian porque no está publicada en las revistas académicas de presunto mayor prestigio en la disciplina. Y hay quienes, incluso, no la consideran una economista por su defensa y práctica de la multidisciplinariedad de la que, además, echan pestes porque entienden que contamina la “pureza” de la economía.

Ese es el futuro que nos aguarda: nuevas generaciones de economistas formados en una disciplina cada vez más alejada de la realidad y de sus problemas, incapaz no sólo de aportar soluciones sino, incluso, de prever los problemas y tan soberbia que se considera autosuficiente. Una generación de analfabetos ilustrados, de alquimistas de las matemáticas y las finanzas capaces de especular con la nada rompiendo en mil pedazos los sueños de quienes confiaron en sus profecías. Da miedo.

Obama, ¿Premio Nobel de la qué?

Pues sí, a Obama le han dado el premio Nobel de la Paz. Si alguien sabe la razón que me lo haga saber porque para mí es un misterio: las tropas estadounidenses siguen en Irak; la guerra se intensifica en Afganistán y se extiende hacia Pakistán; bajo su mandato se ha producido el primer golpe de Estado del siglo XXI en América Latina y su presencia se acrecienta en la región sembrando de bases militares a la servil Colombia. Y ello por no hablar del mantenimiento de la restricción de los derechos civiles en su propio país impuesta por su predecesor.

Vuelve a repetirse el esperpento de hace un par de años, cuando le dieron el mismo premio a Al Gore por su pretendida lucha contra el cambio climático a pesar de haber sido el vicepresidente de uno de los países más contaminantes del mundo sin que por aquel entonces hubiera hecho nada al respecto como, por ejemplo, ratificar el Protocolo de Kioto.

Imagino que le conceden el premio a Obama por las potencialidades que acumula de cara a extender la paz por el mundo. Mi duda es que esas potencialidades se materialicen en tanto que presidente del país con el mayor gasto militar del mundo y que más armamento fabrica y vende al resto de la humanidad. Otra cosa será cuando abandone la Casa Blanca. Entonces sí; entonces la esperanza negra intensificará su retórica pacifista, impartirá conferencias inanes a precios desorbitados y el mundo olvidará lo que pudo haber hecho y no hizo y alabará lo que dice cuando ya no lo puede hacer.

Pobre paloma, al enterarse debe haberse puesto tan negra como el premiado.

El contador de la deuda pública mundial

Si pincháis aquí podréis entrar a una interesante página de “The Economist” en la que aparece un contador de la deuda pública mundial que va avanzando conforme ésta se emite. Son las una y cuarenta y cinco de la noche y en estos momentos esa deuda supera los 35 billones (de los europeos) de dólares.

También podéis pinchar sobre cada país y consultar cuál es el saldo de su deuda pública emitida, su deuda pública per cápita o en porcentaje del PIB.

En definitiva, que se puede pasar un buen rato curioseando cómo los gobiernos del mundo buscan la salida de esta crisis recurriendo al endeudamiento y, con ello, alimentando la bola financiera que la ha generado.

Si Pablo Iglesias levantara la cabeza…

. Eso es un líder sindical y lo demás son tonterías.

 

Gracias a ti, Mercedes

Hoy ha muerto Mercedes Sosa y con ella se nos ha ido la mujer que mejor supo agradecerle a la vida todo lo bueno y lo malo que la misma nos brinda. Sirva este video como humilde homenaje por todas las veces que logró emocionarnos y descansa en paz allá donde te encuentres.

 

Políticas económicas frente a la crisis: ¿basta con volver a Keynes o hay que cambiar el mundo?

Mi contribución de este mes en El Observador versa sobre las políticas económicas frente a la crisis y el error en el que creo que se está incurriendo al pensar que el mero retorno al keynesianismo bastaría para superarla. Quien así piensa olvida que el mundo actual se encuentra a años luz de aquél para el que Keynes ofreció sus propuestas y que, por tanto, o cambiamos el mundo para que vuelva a ser el que fue en tiempos de Keynes –algo evidentemente imposible- o habrá que buscar soluciones a esta crisis más allá de los paradigmas económicos convencionales.

Y todo ello sin olvidar que esta crisis esconde algo mucho más profundo: el fin de la hegemonía estadounidense.

Si os interesa, podéis leerlo pinchando aquí.

Alberto Montero