La otra economía » 2013 » September

Notas archivadas en ''

La crisis aumenta las desigualdades regionales, entrevista en Onda Local

Aquí os dejo el enlace a esta entrevista en la Onda Local de Andalucía acerca del impacto que la crisis también está teniendo en términos del agravamiento de las desigualdades entre Comunidades Autónomas. Podéis escucharla pinchando aquí.

Con Allende en la memoria

Hoy, 11 de septiembre, es el aniversario de un día fatídico para cualquiera que crea mínimamente en la justicia social: el asesinato de Salvador Allende en el Palacio de la Moneda.

Gracias a Twitter y al amigo @madari59 he descubierto este poema que no conocía de Mario Benedetti acompañado por la guitarra mágica de Daniel Viglietti. Tengo el libro de poemas “A dos voces” publicado por ambos y editado en España por la editorial Visor y en él no aparece, así que, aunque apenado, estoy de enhorabuena.

 

Pues va a ser austeridad

Ya conocemos la respuesta a la pregunta del apunte anterior. Resulta que no va a haber circo olímpico y que todos esos recursos que no estaban disponibles para atender derechos sociales pero que sí que lo estaban para tratar de alargar los estertores de la burbuja inmobiliaria volverán a desvanecerse. Toca en breve presentar los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene y volveremos a escuchar la retahíla de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades; volverán a presentarnos predicciones de crecimiento que tendrán que revisar a los pocos meses porque, como todas las anteriores, pecan de irrealidad y voluntarismo; volverán a apelar a nuestro espíritu de sacrificio y a que hay que arrimar el hombro. Nos enteraremos de que sigue aumentando el dinero de nuestros impuestos que va a engrosar las arcas de los bancos y sus accionistas, principales tenedores de la deuda pública con la que estamos saneando su deuda privada; seguiremos viendo cómo se penalizan a los que compraron preferentes pero se mantiene el blindaje de accionistas y bonistas; seguiremos enterándonos de que el rescate bancario sí que nos ha costado miles de millones de euros, cada día más, mientras que el rescate social sigue siquiera sin plantearse.

En definitiva, se acabó el circo y con él nos retiran el pan. Así acaba la historia olímpica… de momento. Vuelve la crisis y la austeridad.

¿Austeridad o Juegos Olímpicos?

Hoy, día del fallo olímpico, publico en el diario.es un artículo sobre la sinrazón de la candidatura olímpica Madrid 2020. Eso sí que es vivir por encima de nuestras posibilidades pero, como puede apreciarse, la decisión acerca de qué es eso y a quién puede aplicarse va por barrios. Podéis leerlo pinchando aquí o a continuación.

 ¿Austeridad o Juegos Olímpicos?

Que un país como esta España aspire a unos Juegos Olímpicos, evento en el que se encarnan valores antitéticos a los que dominan las noticias de corrupción y podredumbre política de nuestro día a día, suena a broma de mal gusto.

Pero, más allá de que para justificar el rechazo a la celebración de los Juegos Olímpicos en Madrid bastaría con remitirse a esa cuestión ética esencial, hay otros argumentos que tampoco se pueden dejar de lado si se trata de oponerse a la celebración de los mismos en la capital del reino.

Y es que también suena a una broma de muy mal gusto que se pretenda convertir la austeridad en un valor para promocionar los Juegos Olímpicos (los “Juegos de la austeridad”, los llaman algunos tratando de alejar de la vista de la ciudadanía su coste real en estos tiempos de penuria) cuando quienes están padeciendo dicha austeridad son víctimas de recortes continuados que se aplican bajo esa etiqueta y con la excusa de la inexistencia de recursos públicos para atender sus necesidades.

Habría que recordar aquí que si algo define a la economía en su versión más convencional y neoclásica, la que seguro que asumen quienes defienden este proyecto de empobrecimiento colectivo en el que estamos insertos, es su condición de ciencia de la elección. Eso significa que la economía, así entendida, se encarga de proporcionar instrumentos para elegir cuando hay que tomar una decisión sobre recursos escasos susceptibles de usos alternativos. Los criterios para esa toma de decisiones pueden ser muy diversos y es ahí donde, al sacralizar criterios técnicos como la eficiencia o la competitividad sobre valores universales como la solidaridad, se imponen visiones eficientistas o competitivas de la economía frente a otras centradas en el ser humano y sus necesidades.

Pues bien, para justificar estos Juegos Olímpicos se está haciendo abstracción interesada hasta de los criterios económicos más básicos, los mismos que resultan tan queridos cuando se trata de justificar recortes. Y así nos encontramos con que sus promotores se están amparando en la supuesta existencia de beneficios futuros tan generales como inciertos para los que se está dispuesto a sacrificar recursos presentes necesarios para atender las necesidades básicas de una población a la que, al mismo tiempo, que se la desposee de atención se le exige cínicamente que haga gala de su “espíritu” de sacrificio.

Y hablamos de beneficios futuros inciertos porque, frente a las declaraciones previas acerca de los incuestionables beneficios que se derivan de la celebración de este tipo de eventos, la literatura económica al respecto, centrada en la evaluación del impacto que los mismos acaban teniendo sobre la economía del país, la región o la ciudad en la que se celebran nos muestra que dichos beneficios no acaban finalmente siendo tales. La razón es que se tiende a sobreestimar los beneficios y a minimizar los costes, es decir, se tiende a engañar a la población haciéndoles creer que se puede tener a la vez pan blando y circo olímpico a coste cero o, incluso, con beneficios.

Basta con remontarse a la reciente catástrofe económica que supusieron los Juegos Olímpicos para la ciudadanía griega, cuyo coste superó los 9.000 millones de euros, para tener una referencia inmediata de lo que puede ocurrir en Madrid.

Pero, claro, como en los tiempos que corren nadie quiere compararse con Grecia, hay que ampliar la mirada y para ello hay diversos estudios que analizan con técnicas de coste-beneficio a posteriori los impactos que han tenido este tipo de acontecimientos.

Lo que nos muestran esos estudios es que, por ejemplo, la realización de unos Juegos Olímpicos constituye el megaproyecto en el que el sobrecoste sobre el presupuesto inicial es mayor o, lo que es lo mismo, en los que en mayor medida se engaña a la ciudadanía acerca de los recursos que hay que comprometer para poder realizarlos.

Así, según han calculado Flyveberg y Stewart (2012), el sobrecoste en términos reales por término medio de organizar unos Juegos Olímpicos ha sido de un 179% y de un 324% si hablamos en términos nominales. Es decir, si hay algo que puede sacarse en claro del análisis de los costes implicados en unos Juegos Olímpicos es que tienden a ser sistemáticamente infravalorados por sus promotores.

Algunos ejemplos sirven para demostrarlo: según Pasqual et al (2012), el presupuesto inicial de los Juegos de Londres de 2012 se multiplicó por más de 4; el de los Juegos de Invierno 2014 en Sochi (Rusia) ya se ha multiplicado por más de 3 y, para tener una referencia propia, el sobrecoste de Barcelona 1992 fue de un 417%.

Y, por otro lado, más allá de los efectos expansivos inmediatos derivados de la construcción de las infraestructuras de diversa naturaleza necesarias para la celebración del acontecimiento, lo que también muestra el análisis empírico de evaluación del impacto de unos Juegos Olímpicos es que, en la mayor parte de los casos, no hay ninguna repercusión positiva en términos de creación de empleo una vez celebrados los Juegos (Billings y Holladay, 2010).

La conclusión económica es, por tanto, muy clara: nos encontramos ante un tipo de acontecimiento en el que, más allá de lo que anuncian sus promotores políticos, sólo hay certeza previa de sus costes y de la infravaloración generalizada de los mismos pero no de sus beneficios. Sobre estos últimos sólo puede constatarse la existencia de afirmaciones cabalísticas acerca del número de empleos que se generarán, sobre los difusos impactos en términos de afluencia de público o de incremento del flujo de turistas de ahí en adelante. Nada concreto y todo vaporoso.

Sorprende, por tanto, que la misma exigencia de rigor y filosofía actuarial con la que se justifican los recortes sociales no se aplique a la toma de decisiones de una actividad que, nuevamente, volveremos a pagar entre todos, sea cual sea su balance final.

Y, por si sirve de algo, me permito recordarles, queridos lectores, que tampoco el rescate de la banca nos iba a costar un euro. Ya van por más de 60 mil millones. A ver si cada medalla olímpica nos sale al mismo precio.

De La Paz al Chapare

Este trabajo tiene muchas ventajas. Entre ellas, esta semana pasada pude disfrutar de acompañar a la ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural a recorrer las distintas empresas públicas productivas instaladas en la región tropical del Chapare, una de las más pobres del país. (Sí, sorpréndete, en este país se piensa, con buen criterio, que el Estado no tiene por qué ser un mero regulador sino que también puede intervenir en lo que a producción se refiere).

Durante tres días pudimos visitar distintas plantas y ver en qué condiciones se encontraban y se producía; pude ver en la ministra la ilusión y el cariño con el que las recorría y cómo me trasladaba su entusiasmo por esos proyectos que venían a poner una humilde pieza en el proceso de recomposición de la capacidad productiva del Estado que las décadas de neoliberalismo habían desmantelado. Supe de toda la problemática que implica poner en marcha un proyecto productivo orientado a ser transferido a las comunidades cuando éstas y sus lógicas de producción están contaminadas por el capitalismo y el afán del máximo lucro, cómo se les soborna y pervierte, cómo es necesaria para la revolución productiva que el país requiere actuar también sobre las conciencias de los productores y crear un sujeto productivo no nuevo, porque se trata de apelar a formas de relacionamiento económico presentes desde siempre en el modo comunitario de producción, pero sí depurarlo de todas las lógicas individualistas con las que los años de neoliberalismo las han pervertido.

Pero no todo fue trabajo y el viaje de tres días por el Chapare estuvo repleto de momentos difícilmente olvidables, de esos que me gusta dejar anotados en este cuaderno para recordarlos al releerlos. [Sigue leyendo →]

Historia de la Villa de Potosí, de Bartolomé Arzáns

Pasear por la ciudad de Potosí es, en sí mismo, toda una experiencia que si, además, va acompañada de una visita al interior de las minas del Cerro Rico para descubrir cómo se sigue practicando la minería en condiciones similares a las de los tiempos de la Colonia se convierte en algo difícil de olvidar.

Pero si uno quiere hacerse una idea más cabal de cuál fue realmente la importancia de esta ciudad y de su Cerro es más que recomendable la lectura de la “Historia de la Villa Imperial de Potosí”, de Bartolomé Arzáns de Orsua y Vela, escrita en 1737 y que se inicia con esta deslumbrante y barroca descripción de la Villa de aquellos tiempos.

(La foto es mía en la Casa de la Moneda de Potosí)

Descripción de la Villa Imperial de Potosí, su topografía y cielo, con algunas de las grandezas y excelencias que goza

La muy celebrada, siempre ínclita, augusta, magnánima, noble y rica Villa de Potosí; orbe abreviado; honor y gloria de la América; centro del Perú; emperatriz de las villas y lugares de este Nuevo Mundo; reina de su poderosa provincia; princesa de las indianas poblaciones; señora de los tesoros y caudales; benigna y piadosa madre de ajenos hijos; columna de la caridad; espejo de liberalidad; desempeño de sus católicos monarcas; protectora de pobres; depósito de milagrosos santuarios; ejemplo de veneración al culto divino; a quien los reyes y naciones apellidan ilustre, pregonan opulenta, admiran valiente, confiesan invicta, aplauden soberana, realzan cariñosa y publican leal; a quien todos desean por refugio, solicitan por provecho, anhelan por gozarla y la gozan por descanso.

El famoso, siempre máximo, riquísimo e inacabable Cerro de Potosí; singular obra del poder de Dios; único milagro de la naturaleza; perfecta y permanente maravilla del mundo; alegría de los mortales, emperador de los montes, rey de los cerros, príncipe de todos los minerales; señor de 5000 indios (que le sacan las entrañas); clarín que resuena en todo el orbe; ejército pagado contra los enemigos de la fe; muralla que impide sus designios; castillo y formidable pieza cuyas preciosas balas los destruye; atractivo de los hombres; imán de sus voluntades, basa de todos los tesoros; adorno de los sagrados templos; moneda con que se compra el cielo; monstruo de riqueza; cuerpo de tierra y alma de plata (que con más de 1500 bocas que tiene llama los humanos para darles sus tesoros, siendo otros tantos ojos para ver sus necesidades, y tanta su liberalidad que les da el corazón por esos ojos); a quien las cuatro partes del mundo conocen por la experiencia de sus efectos, sus católicos monarcas lo poseen (¡qué mayor grandeza!), los demás reyes lo envidian, las naciones todas lo engrandecen, aclaman poderoso, aprueban excelente, ensalzan portentoso, subliman sin igual, celebran admirable y elogian perfectísimo; a quien procuran fogosos su acendrada plata, cortan el viento por adquirirla, surcan el mar por hallarla y trastornan por tenerla; a quien corren los pinceles y pintan en figura y hieroglífico de un venerable viejo con cana y luenga barba, sentado en el centro de su bien formada máquina, adornado de precioso vestido de plata, ceñidas sus sienes de imperial corona rodeada de triunfador laurel, cetro en la diestra mano, en la siniestra una barra de plata ofreciéndola a los pies de las reales armas que a su lado tiene, debajo de los suyos cofres de riquezas, piñas de su precios metal, barras y moneda, esparciéndolo con sus plantas. Pintan a la Villa en figura de hermosísima y grave doncella, sentada a la falda del Cerro, con riquísimo vestidos, adornando sus sienes imperial diadema, cetro en la diestra mano puesta sobre el mundo, y con la siniestra tomando barras del rico Cero unas en pos de otras para ofrecérselas.

Casa de la Moneda Potosí

Alberto Montero