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Notas archivadas en 'Economía'

Al presidente del BBVA le parece mal que el gobierno ayude a las familias

Deber resultar muy fácil para el Presidente del BBVA, Francisco González, que en 2007 cobró casi 10 millones de euros por distintos conceptos más otros tantos para su fondo de pensiones particular (que ya se eleva a más de 53 millones de euros) decir en público, ante la crisis que tenemos encima, que “las familias deben hacer sus deberes y no pedir ayudas al gobierno”.

Sí, debe ser realmente fácil para una persona cuyos ingresos equivalen a más de 500 veces el salario medio español acusar de pedigüeños a las familias que están hipotecadas hasta las cejas en la institución que él preside o en otras de su sector.

Eso sí, en la presentación de los resultados del BBVA a principios de año, no dudó en pedir medidas fiscales al gobierno para reactivar la economía. Evidentemente, todas ellas a favor del incremento del excedente empresarial y de la profundización del grado de flexibilidad de la economía y, más concretamente, del mercado de trabajo.

¿Por qué demandaba entonces lo que ahora le niega a otros? ¿Por qué para unos sí y para otros no, señor González?

El mundo está loco

El mundo necesita 30 mil millones de dólares al año para erradicar el hambre y posibilitar que 862 millones de personas puedan comer todos los días y no estén a punto de morir de inanición. No lo digo yo, lo dice el Director General de la FAO, Jacques Diouf.

Mientras tanto, en el año 2006, el mundo gastó cuatro veces esa cantidad en armamento. Un monto al que se pueden añadir otros 100 mil millones de dólares, que es el importe al que ascendió el valor de los alimentos desperdiciados, o los 20 mil millones que supusieron el exceso de consumo de las personas obesas en ese año.

El mundo está loco… esto sí lo digo yo, aunque también lo pensará Diouf.

La Europa de la vergüenza

Ya he escrito estos días atrás sobre la directiva europea sobre retorno de los inmigrantes ilegales que está elaborando la Comisión Europea y a la que ya denominan la “Directiva de la vergüenza”.

Esta norma, dedicada a regular la repatriación por la vía rápida de personas que se encuentren de forma irregular en el territorio de la Unión Europea, contiene entre otras medidas:

- la posibilidad de retener a los inmigrantes sin papeles hasta 18 meses en centros de internamiento con una simple orden administrativa y sin que se medie la intervención de un juez (su papel quedaría relegado a confirmar la decisión “lo antes posible”).

- la prohibición de entrar en el territorio de la Unión Europea durante un periodo de 5 años a toda aquella persona que hubiera sido expulsada.

- o el internamiento conjunto en los mismos centros de adultos y mayores.

En definitiva, una aberración que debería avergonzarnos a todos.

Pues bien, la citada directiva se votó el pasado día 7 de mayo en el Comité de Representantes Permanentes ante la Unión Europea como paso previo a su votación en el Parlamento Europeo que inicialmente estaba prevista para el día 5 de junio.

En esa votación previa, la Directiva se rechazó porque 11 de los 27 países votaron en contra.

¿Sabéis qué votó España? ¿Que no? ¿Ningún miembro de nuestro gobierno lo ha dicho? Pues sabed que España votó a favor de la aprobación de la Directiva.

Pero, frente a la opinión de España, la Directiva no se aprobó porque otros Estados pensaron que aún era excesivamente laxa. O sea, se constató aquello de que “otros vendrán que buenos nos harán”.

Reino Unido y Suecia votaron en contra porque en sus países la retención de los inmigrantes sin papeles se puede extender ilimitadamente y, por lo tanto, 18 meses les parecía poco.

Por otro lado, Austria, Alemania y Grecia se opusieron a que los Estados tengan que asumir los costes de la asistencia jurídica a los inmigrantes.

Y, finalmente, Francia se negó a votar favorablemente porque pretende que la expulsión de los menores sea también inmediata.

Así que, de momento, la aprobación de la Directiva se encuentra paralizada. Dado que no se aprobó en el trámite previo, no llegará al Parlamento Europeo. Pero, que no cunda el pánico, ahora se abre un periodo para proceder a renegociarla con los Estados que se opusieron y para que, consecuentemente, el resultado sea aún mucho más regresivo y contrario a los derechos humanos más básicos. Siempre se puede ir a peor o, como escribía hace un par de días, avanzamos retrocediendo.

Si queréis manifestar vuestra repulsa a esta Directiva podéis firmar en su contra en este enlace

 

Que nadie se preocupe, mientras la gente muere de hambre, el mercado está intacto

Hace un par de días el Director Gerente de Operaciones del Banco Mundial, Juan José Daboud, soltaba un par de frases de las que no tienen desperdicio porque revelan hasta qué punto tienen interiorizado el discurso neoliberal y la fe dogmática en las virtudes del mercado quienes gobiernan esas instituciones (aunque, claro, supongo que por eso mismo son elegidos, ¿no?).

Al señor en cuestión, a raíz del problema de la subida del precio de los alimentos a nivel mundial y sus repercusiones, sólo se le ocurre decir que “el mercado ha salido intacto de la crisis de precios y está funcionando, por lo que no ha perdido su capacidad para arreglar estos desajustes por sí sólo, aunque habrá que esperar. No es cuestión de semanas ni meses, el ajuste puede durar dos o tres años”. [Sigue leyendo →]

Se confirma: ¡estos estadounidenses están locos!

Cuando escribía este apunte hace un par de días pensaba que era simplemente una propuesta sin sentido de 14 congresistas que, como las otras veces que la han planteado desde el año 2000, sería rechazada por el Congreso de los Estados Unidos.

Me equivoqué: la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, de mayoría demócrata, aprobó ayer el proyecto de ley que prohíbe a cualquier estado crear o participar en carteles de petróleo y gas similares al de la OPEP. En caso de incumplimiento, el estado en cuestión se vería privado del derecho de inmunidad soberana y sus intereses podrían ser perseguidos en los Estados Unidos.

Falta ahora el trámite en el Senado y que el Presidente no imponga su poder de veto sobre un proyecto que la Casa Blanca ha rechazado temiendo las consecuencias que pudiera acarrear sobre los intereses estadounidenses.

En fin, un signo más no sólo de que los estadounidenses están locos sino de que, además, se sienten cada vez más incómodos en este mundo multipolar.

La historia de las cosas

Creo que los veinte minutos que dura este video merecen realmente la pena. Es una explicación simple y amena, pero rigurosa, de lo loco que se ha vuelto el mundo. De lo locos que nos hemos vuelto.

Que lo disfrutéis y, a poder ser, que todos obremos en consecuencia; cada uno dentro de sus posibilidades.

Lo descubrí a través del blog de Bruno Abarca que, por cierto, me gustó.

 

¡Estos estadounidenses están locos!

Tomo prestada la frase parafraseando aquélla que Obélix el galo, después de haber zurrado a los romanos con la ventaja que daba el haberse caído de pequeño en la marmita de la pócima mágica de Panoramix, le dirigía a su amigo Astérix antes de poner rumbo de vuelta a la aldea gala con su menhir a la espalda y seguidos de Ideafix. Siempre me gustó esa frase.

Y es que a 14 congresistas norteamericanos no se les ha ocurrido una idea más brillante que plantear ante la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos un proyecto de ley que prohíbe a los estados extranjeros crear carteles en los sectores de petróleo, gas natural o derivados de petróleo. De hacerlo, el Estado en cuestión será privado del derecho de “inmunidad soberana” y podrá ser perseguido en territorio estadounidense en virtud de sus “leyes antimonopolio”. [Sigue leyendo →]

Fondos europeos: un maná en declive

Este artículo sobre los menguantes fondos europeos podéis encontrarlo en el número de Diagonal de esta quincena. [Sigue leyendo →]

Adivina, adivinanza

A ver si alguien es capaz de adivinar qué es esta foto y qué representan los puntos rojos sobre la misma.

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Para encontrar la solución… [Sigue leyendo →]

El que avisa no es traidor

Solbes se despachaba ayer con unas declaraciones que, si bien a primera vista pudieran parecer sorprendentes, sin embargo no lo son tanto para quienes venimos siguiendo su trayectoria con una mínima atención.

Así, Solbes declaraba que se muestra “contrario a impedir artificialmente el necesario ajuste sobre la construcción”. Esto viene a significar, en román paladino, que piensa dejar que el peso de la crisis inmobiliaria recaiga sobre las economías familiares y, salvo los compromisos electorales –tipo devolución de los 400 euros en el IRPF- que Zapatero hizo en campaña y a los que no le ha quedado más remedio que plegarse, no piensa hacer nada por amortiguar su impacto sobre las mismas.

Evidentemente, se permite decir eso porque el ajuste, de momento, no lo están sufriendo los bancos que, según los últimos resultados, ganaron en 2007 casi un 20% más que el año anterior lo que debería constituir, junto a las reservas acumuladas, un buen colchón para enfrentar la crisis.

Pero, de todas formas, si la crisis inmobiliaria acaba transcendiendo el ámbito de las economías familiares, endeudadas muy por encima de sus posibilidades, y llegara al sector bancario, como parece que va acabar ocurriendo dado el ritmo al que crece la morosidad bancaria, ya veríamos cómo las declaraciones eran otras y las intervenciones “artificiales” sobre el mercado, que ahora repudia, se convertían en algo de los más natural como lo están siendo, por ejemplo, en los Estados Unidos

En todo caso y, aunque suene crudo, el ministro de Economía está siendo radicalmente consecuente consigo mismo y con su concepción neoliberal de la economía.

Es más, si algo no puede reprochársele a Solbes es falta de coherencia en el tiempo en sus posiciones porque, para quienes no lo recuerden, me permito recomendarles este artículo que yo mismo escribía hace ahora casi un año y medio (¡cómo pasa el tiempo!). En el mismo comentaba cómo Solbes ya anticipaba cuál iba a ser su posición en el caso de producirse la crisis inmobiliaria que por aquel entonces, aunque intuida, aún no era manifiesta y él, como siempre, se negaba a aceptar.

Solbes hablaba entonces del elevado umbral de dolor que tenían las familias españolas, capaces de soportar estoicamente y sin rechistar las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo. Si entonces pensaba eso es lógico que ahora, que la crisis ha llegado, siga pensando que las familias españolas son capaces de soportarlo todo.

Así que me reitero en lo avisado entonces: “prepárense a sufrir, Solbes dixit”.

Alberto Montero