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¡Que se vayan todos!

Ando estupefacto desde que hace un rato vi la patética imagen del presidente del Gobierno y el resto de miembros de eso que llaman el “pacto social” uniendo sus manos como lo hacen, por ejemplo, los chavales de los equipos de fútbol para darse ánimos antes de comenzar el partido. Acababan de firmar un acuerdo que afectaba directamente a los derechos sociales de toda la ciudadanía de este país y ahí estaban unos y otros diciendo lo contrario con absoluta desvergüenza; mintiendo como bellacos; pisoteando el significado de las siglas que los acogen y el respeto adquirido por quienes las defendierons durante las décadas de lucha que permitieron alcances sociales y laborales históricos; dilapidando la poca credibilidad que habían conseguido recuperar tras la huelga del 29 de septiembre del año pasado; traicionando, en definitiva, a todos y cada uno de los ciudadanos de este país y, más específicamente, a sus trabajadores.

¿Todo en nombre de qué? Pues dicen que de la recuperación económica; de la defensa del empleo (y tienen la desvergüenza de decirlo y firmar el pacto el mismo día en que se hace público que tenemos nuevo récord de desempleo en este país); de la sostenibilidad del sistema de pensiones; del cambio de modelo económico. En definitiva, todo en nombre del futuro de España,

¡Habrase visto mayor cinismo! Lo hacen básicamente porque el gobierno de este país es un conjunto de títeres cuyos hilos se mueven fuera de aquí y carecen de la vergüenza necesaria para reconocerlo, decir que no pueden aceptarlo y marcharse a sus casas. Lo hacen porque estos sindicatos comen (como, por otra parte, casi todas las instituciones de este país empezando por la patronal) de la financiación que se les aporta desde el Estado y seguro que sutilmente el tema se ha puesto sobre la mesa; valga entonces decir: porque los han comprado. Lo hacen porque no saben qué hacer y acaban haciendo lo que dicen los poderosos o, lo que es lo mismo, los grandes grupos financieros que con esta reforma consiguen que los ciudadanos que puedan permitírselo se lancen de cabeza a contratar fondos de pensiones privados porque no tienen muchas más opciones ante un futuro que ven de un color más oscuro de los que les pintaban ayer los “líderes sociales y políticos”.

Si esto es lo que tenemos es porque lo permitimos y puede que hasta nos lo merezcamos. No sé si es necesario que alguien, en su desesperación, se queme a lo bonzo para que la indignación se extienda y la demanda de un cambio radical corra por las calles de nuestras ciudades. Evidentemente, las condiciones materiales no son las mismas y cualquier paralelismo es mera palabrería. Pero sí creo que la situación es tan intolerable como para comenzar a hacer circular el grito que guerra que corría en la Argentina del corralito: ¡QUE SE VAYAN TODOS! Y todos son todos, por si algunos creen que no va con ellos la cosa, y cuanto antes mejor.

8 comentarios a “¡Que se vayan todos!”

  1. Damastes, hijo de Poseidón, y más conocido como Procusto, el “estirador”, tenía como práctica habitual someter a sus huéspedes en una siniestra cama de hierro; si el huésped era más grande que la cama Procusto se encargaba de cortarle las extremidades que le sobraban para que encajara; si el huésped era más pequeño que la cama, éste lo estiraba hasta que su cuerpo alcanzara la medida deseada. La muerte era lenta y dolorosa. La cama poseía una artilugio móvil que hacía que Procusto la estirara o empequeñeciera para que su víctima nunca alcanzara la medida justa.
    A los españolitos de a pie nos han acostado sobre el lecho de Procusto, la sangría de recortes sociales que han llegado y están por venir recuerdan a mutilaciones y descoyuntamientos, pero lo peor es que ésta se han llevado a cabo de la mano de nuestros sindicatos.
    ¿Quién nos representa? ¿quién defiende nuestros intereses? ¿en quién confiamos? ¿qué nos cortarán la próxima vez?

  2. Hombre decir como dicen ugt-ccoo que este pacto es un gran paso es un error, creo yo. Pero volver al manido tema de la financiación y de la compra, me parece erróneo e injusto, y ceba la bestia derechosa antisindical que creo que tampoco nos conviene.

  3. Así muy claro. Nada de falacias del tipo de si se ha conseguido lo menos malo, o de que si se da coartada a la derecha. Lo peor es cómo todavía hay gente que intenta encubrirlo, maquillarlo y contribuir a un brutal engaño de graves consecuencias. Desde hace tiempo pero cada vez más se va parecido al corralito. Solo es cuestion de tiempo.
    Gracias por escribir tan claro.

  4. Alberto, has escrito de forma contundente y clara lo que debe estar pensando la mayoría de la población, porque para ello no hace falta tener “conciencia” , ni clase ni desclasada, porque se ha rebasado el límite, se nos ha puesto al borde del abismo. Las consecuencias de estas medidas sobre la población, cuando comparamos con otros países, sabemos que durarán por décadas, pero ¿y si acaso no?. Oriente Medio está tan próximo…y tan corta la distancia geográfica que nos separa, que las diferencias culturales -si alguien las esgrime ahora- bien pueden esperar para otra ocasión.

  5. Es de agradecer la claridad y contundencia de este artículo. Pero, coincidiendo con otro comentario anterior,y si bien es cierto que los sindicatos han cometido un grave error al firmar esta nueva y esperpéntica vuelta de tuerca, hay que comprender la situación de debilidad en que se encontraban tras el escaso seguimiento de la huelga del 29-S. Sin embargo, no trato de justificar su actitud, puesto que lo más lógico hubiera sido no adherirse a un pacto vergonzante sobre unas medidas que ya estaban decididas de antemano por los poderes reales y sus títeres, o bien, en caso contrario, reconocer públicamente su forzado posibilismo, consistente en paliar en lo posible las aristas más cortantes de estas nuevas medidas ante la falta de apoyo social suficiente para combatirlas con todos los instrumentos que nuestro sistema legal permite. Desde luego, buena parte de responsabilidad de ese divorcio entre sindicatos y ciudadanía (trabajadores en particular) ha sido de las cúpulas dirigentes de las organizaciones sindicales mayoritarias; y ese abismo, por desgracia, se va a ir abriendo aún más si se enrocan en declaraciones altisonantes y engañosas sobre la supuesta “bondad” de los acuerdos ahora firmados. Por desgracia, los propios aparatos sindicales están colaborando con su inconsciencia a cavar la tumba del sindicalismo de clase, y ello ante la mirada regocijada de quiénes siempre han perseguido desarmar a los trabajadores y desactivar sus mecanismos de defensa hasta ahora más eficaces: los propios sindicatos.

  6. Me siento una defensora de los derechos sociales. Pienso que tenemos que levantarnos y luchar por ellos con todas nuestras fuerzas. Pero, qué pasa?? Quién está legitimado para levantar la voz?? Los sindicatos, no? Y donde están? Porque yo hace mucho tiempo que no les veo el pelo. Por desgracia en los 20 años de mi vida laboral, nunca, jamás, los he visto defender los intereses de los trabajadores, de las empresas a su vez, porque sin empresa no hay trabajo, de la sociedad en general. Por desgracia, en mi ámbito, siempre los he visto pactando intereses propios a costa de lo que fuese. Siempre he querido pensar que no eran los Sindicatos si no los sindicalistas que por desgracia me había tocado conocer y tratar, pero no, el tiempo y los hechos me están demostrado que no es así. Que lo que priva son los intereses particulares de un colectivo que se hace pasar por sindicatos. Uf, qué pena, con lo importantes que son como agentes para los trabajadores, para el pueblo en general. Pienso que son imprescindibles, pero… :-(
    Con la huelga del 29 de septiembre levanté mi humilde voz en contra de esa pantomima. Ya está bien de manipulación, de considerarnos títeres!!! Y ahora llega esto… Estoy con “sindicalista emérito” y suscribo su último párrafo, ese que empieza: Por desgracia, los propios aparatos sindicales están colaborando con su inconsciencia a cavar la tumba del sindicalismo…
    Tengo miedo… estoy perdiendo la esperanza, y eso es lo último que se debe perder, no?
    Sr. Montero, grito con usted: ¡QUE SE VAYAN TODOS!

  7. de todo lo escrito y publicado echo en falta una reflexión:
    estamos dispuestos a hacer cambiar las situaciones
    pienso que no ya nos va bien criticar a todos y no hacer nada ni ir a votar
    de acuerdo que los sindicatos ugt y ccoo no merecen confianza ¿y el resto de sindicatos? ante estos hechos en otras epocas los trabajores hacian cola para afiliarse a los buenos cnt cgt ela etc… y ahora que hacen los trabajadores esconder la cabeza bajo tierra como los avestruces, asi de esa forma a mi no me toca ir al paro ¿donde esta la protesta de los parados reclamando en la calle? o no estan parados
    ante esta situacion solo se me ocurre pensar que el gran triunfo de la derecha esta aqui, no movilizarse, no protestar, no votar, no afiliarme, en definitiva ser oculto escondido en esa casa que debemos al banco y que nos hipoteca a nosotros y a los hijos (que tanto protejemos)

  8. Alberto ,¿ puedes ser tú independiente? ¿existe la independencia, la gente piensa cómo dice que piensa? ¿vivimos en una falsa en la que cada uno ha de atenerse a una ideología que comulgó hace..su juventud? evolucionamos, alguien es libre? los que poseen el capital son libres? Pensamos cómo decimos qué pensamos, somos lo que decimos ser, podemos ser lo que queremos pensar que somos…Siempre me pregunto si eres quien dices ser…o si no hay tantas fracturas que solo interpretas un papel: el papel que te vino dado por puro devenir…

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Alberto Montero